viernes, 15 de mayo de 2015

"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". (El Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa)

Foto: Poster de la película El Gatopardo de Luchino Visconti
En los primeros días del mes de mayo de este año la Comisión Interinstitucional de la Rama Judicial le pidió a la Cámara de Representantes que se archive el proyecto de Reforma del Equilibrio de poderes y a cambio propuso una Asamblea Constituyente que se limitará a tratar de resolver los problemas de la justicia en Colombia.

Esta propuesta generó más que un debate un gran escándalo entre los detractores y los partidarios de esta idea.


¿Para qué sirve una Asamblea Constituyente?


Aunque entre sus funciones encontramos la de:

1. “Reorganización judicial: La constituyente puede decidir la reorganización total o parcial de la rama judicial del Estado”.
2. “Reorganización de los poderes: La constituyente, como asamblea o convención nacional, puede decidir la disolución de los poderes constituidos, o en todo caso, su reorganización, mientras aprueba la configuración definitiva de la forma de Estado que será plasmada en la nueva Constitución.”

La Asamblea Nacional Constituyente se convoca en casos en los que el sistema social o democrático se encuentra en una situación tal de caos o descontrol que no existe otra manera para tratar de lograr un consenso que devuelva el orden al conjunto de la sociedad nacional.

En los años noventa el país pasaba por uno de sus peores momentos en cuanto a gobernabilidad y legitimidad del poder político. La violencia proveniente de múltiples actores (guerrilla, paramilitares, narcotráfico, delincuencia común, etc.) tenían acorralada a prácticamente toda la institucionalidad colombiana. Sumado a esto, la desmovilización de grupos guerrilleros que aún tenían un perfil político y social estaba pidiendo espacios de participación en la política desde la legalidad.

Fue en este marco de acontecimientos que la propuesta del movimiento estudiantil caló en muchos de los estamentos de la sociedad de la época y así se abrió paso a la Constituyente, que reformó la constitución y nos entregó la carta que desde el año 1991 rige el desarrollo de la Nación.

La situación es muy distinta el día de hoy. Aunque hay problemas estructurales que si no se enfrentan se convertirán en una bomba de tiempo que más temprano que tarde estallarán y exigirán por parte de la sociedad (probablemente no de manera pacífica) una solución de fondo de las causas de la desigualdad y la falta de acceso de los ciudadanos del común a los servicios que el estado tiene la obligación de prestar como la justicia, la salud, la educación, etc.

Las instituciones no están acorraladas por graves desórdenes de orden público y el proceso de paz de la Habana más que negociar con ideales políticos contrarios está negociando con un poder económico y militar nacido y fortalecido por la ilegalidad de sus ingresos, pero que no tiene una propuesta política coherente que busque representar a algún segmento de la población colombiana.

Además existen mecanismos tanto jurídicos como políticos que permiten hacer frente a las crisis que hoy se enfrentan, lo que hace falta realmente es voluntad política para utilizarlos en la solución real las causas de estas crisis. Pareciera que lo que se busca con esta propuesta es defender a toda costa el pedazo de poder que en suerte les tocó a unos cuantos servidores públicos corruptos que lo único en lo que piensan es en no perder las prebendas y beneficios que han ido construyendo con el tiempo a base de amiguismo, negociados y componendas de toda laya y especie.


Así pues, nos parece que el carácter Gatopardista o Lampedusiano de esta propuesta es demasiado evidente. Una movida política que crea la ilusión de una transformación revolucionaria, pero que en la realidad solo maquilla superficialmente las estructuras de poder a las que se aferran, pero conservando sus elementos corruptos y desiguales de fondo.

Es nuestra esperanza que el pueblo colombiano haya alcanzado un grado de madurez política que no permita que se siga tragando esos cuentos tan reforzados.

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